Siendo sincero una de mis mejores amistades en la Universidad la inicié por interés, realmente no tenía más compromisos, ánimos o anhelo de estudiar que el que me infundía mi madre, así que no fui un alumno, en el estricto término de la palabra, excelente; y pese a ser una carrera muy técnica la ingeniería civil, no acostumbraba a llevar cuadernos, Aroldo Alejandro o como todos lo conocíamos como Massaro, era aplicado, tomaba cuantas notas, fórmulas y apuntes que dictaban en cada clase, él era una persona que sabía a lo que llegaba a la escuela, tenía una ganas de salir adelante que en pocas personas he visto, me imagino que su extracción humilde lo impulsaba a ser alguien mucho mejor cada día.
Así pues inició una amistad por interés, conveniencia, hipócrita, o el término que le quieran poner, y que con el paso de los semestres se convirtió en una verdadera amistad.
Un día salimos a un evento en los que se juntaban a todas las facultades para presentar a las concursante de señorita UNACH, y pus decidimos cargarle la mano a nuestro amigo Massaro, con el saldo de un prospecto de ingeniero en un estado etílico denominado “hasta las chanclas” y sin aún comenzar el evento, me tuve que ir, con el costal de huesos para mi casa.
Llegando cenamos un pollo con champiñones, y vimos tele un rato, cuando pasó una desgracia, él estaba cual drácula de pálido, me volteó a ver y me dijo que se sentía muy mal, al mismo tiempo que empezó a hacer como asoleado con buche lleno y le dio una especie de ataque, con la mano en la boca logró emitir las palabras “quiero vomitar”; en ese momento, shockeado por las circunstancias y tratando de no hacer ruido para que no escuchara mi mamá, le dije en voz baja vete al patio, pero era demasiado tarde, el en un acto heroico contuvo, con la boca cerrada, el pollo con champiñones y jugo gástrico, pero cometió un grave error, intento tragarlo de nuevo a lo que vino un espasmo de tal fuerza que me roció todo el piso de la sala.
Mi amigo al sacar el engendro diabólico (todo el trago que le hicimos tomar) volvió en sí, recuperó su color y se acostó sin decir nada más. Yo me quedé 1 hora más despierto, limpiando todo su batidero.
Por circunstancias que marcan la vida he perdido el contacto continuo con mi amigo Massaro y me imagino que él no sabe los motivos del inicio de nuestra amistad, eso sí en los buenos y malos momentos estuvo incondicionalmente conmigo.
Nos vemos luego…
Que asqueroso.. pero todos tenemos un amigo por interés que SIEMPRE nos arruina la fiesta en algún momento.
ResponderBorrarPos eloyioto,ya ni lo contactes, no sea que esta vez guacaree en tu auto. JA JA JA.
Tuvo buena la anecdota, pero..¿Las amistades por interés, cobran sus dividendos? o ¿las novias por interés, pagan bien?
Saludos.