Ese día me puse una corbata, nudo
sencillo, los zapatos eran nuevos, y me fui al lugar donde sería la entrega de
papeles, el antiguo cine Alameda, sería el final de mi etapa de secundaría, entre
niño, y salí queriendo conquistar a una niña de ojos hermosos (que por
seguridad nacional omitiré su nombre). Me dio mucha tristeza, porque ustedes
saben, las amistades a esa edad son especiales, no importan la cartera, el
carro o puesto, somos amigos por el hecho de serlos, por que perdimos todos los
partidos de fut, bueno casi todos los partidos en los 3 años, solo empatamos
uno al final, porque nos pasábamos la tarea 10 minutos antes de iniciar la
clase, y porque para muchos fue la primera vez que descubrimos que el corazón también
quiere. Han Pasado ya 25 años de esa despedida, que mi playera de generación
firmada por cada uno de mis AMIGOS se deshizo de tanto uso. Aún tengo grandes
recuerdos de esa gran generación 89-92 de la Secundaria del Estado. La vida nos
llevó a todos por caminos diferentes, algunos, políticos, otros ingenieros, unos
historiadores, otros músicos, contadores, bailarinas, y yo, pero antes que nada
AMIGOS. Fue una etapa tan bella y a veces me alimento de recuerdos, otras
veces no es suficiente y nos vemos, para jugar futbol, para tomar un café o
para ir a una cantina.
Nenota, sé que estas triste pero,
vienen cosas lindas, no quiero decir mejores, los volverás a ver, y les dirás
por su nombre de cariño, sin anteponer su profesión. Y si ese corazón se flechó,
también tendrás oportunidad de decirle aun con el paso del tiempo al culpable, muchas cosas.
No estés triste, porque me
recuerdas ese día, y no quiero llorar contigo.
Nos vemos luego…